30 marzo 2006

Quemado

¿Soy yo el único que está cansado de tanta obra, del tráfico, de los semáforos, del puto tranvía, de la falta de aparcamiento, la grúa, las multas; del auditorio absurdo, de la falta de oferta de ocio, la ausencia de oferta cultural, los políticos, los precios de los parkings, la inexistencia de viviendas para jóvenes; del asfalto, de los adoquines, del precio e ineficacia de los transportes públicos, del inútil intercambiador; de la falta de previsión, de la manipulación de los medios, de los sueldos, del jodido euro; de las vallas del parque garcía sanabria, la falta de instalaciones deportivas, la saturación de urgencias, de los aparcacoches, los locos y borrachos; de los que piden dinero con patéticas excusas, los robos, las agresiones, el despotismo de la autoridad competente; de los funcionarios que siempre están "desayunando", los funcionarios que no hacen bien su trabajo; de los niñatos que van en moto, los imbéciles de los subwoofers, las motos sin silenciador; de la iluminación de las zonas peatonales, la "escasez" de zonas verdes, la oferta deportiva; de los que se maman nuestros impuestos, los que imponen su voluntad al pueblo, la falta de sangre de la gente; de los capullos que van al cine a dar por culo...? Y aún no he terminado.

09 marzo 2006

Ética corrupta

Existen muchos tipos de ética: la política, la periodística, la religiosa...Todas convergen hacia una nueva ética. La pérdida de valores, la ambición, la avaricia y el poder; convierten deseos, pensamientos e ideas injustificables, en las nuevas normas morales que rigen la conducta humana, creando una sorprendente antítesis, la "ética corrupta".

Los políticos -representantes del pueblo-, hace tiempo que olvidaron aquello que juraron defender.

Los periodistas -la voz del pueblo-, son incapaces de recordar por qué se convirtieron en profesionales de la información y de la opinión -una opinión politizada se convierte en una imposición-.

Los religiosos, incapaces de innovar sus doctrinas y creencias, creyendo que así conservan su ética, se convierten en políticos y periodistas de la confusión y la culpabilidad.

La justicia -la base fundamental de toda sociedad-, se corrompe desde el momento en que pierde su independencia respecto del sujeto juzgado.

Cuando aquello que, por definición, no debería poder corromperse, se vuelve corrupto, la sociedad se enfrenta a un nuevo enemigo, la decadencia.