APLATA-NATION
Bajo los intensos colores amarillentos de su bandera, con “pintitas negras”, conviven unos peculiares seres autodenominados “aplatanados”. Su vida gira en torno a pocos elementos, entre ellos una curiosa fruta, el plátano, cuyo cultivo curiosamente ha arrasado gran parte del planeta al que tanto aman. Es este un ejemplo de una larga lista de características que definen a esta extraña raza, dominada por la contradicción y de costumbres tan ancestrales como bárbaras. Como miembro de la Comisión Intergaláctica de Especies Absurdas soy responsable de documentar aquellas formas de vida que, a priori no deberían existir y sin embargo prosperan. Otros serán los encargados de dilucidar cuáles son las razones por las que existe vida en lugares tan inhóspitos, yo prefiero viajar, conocer, aún sin entender.
Llevo mucho tiempo vagando por el espacio, recogiendo información sobre todo tipo de seres y sus hábitos, pero jamás me topé con un pueblo semejante. Estos “aplatanados” presentan una especial habilidad para tragarse cualquier objeto, bajo cualquier circunstancia sin inmutarse. No voy a especificar por dónde ingieren estos especimenes, pero las dimensiones no son un problema así como tampoco la cantidad. Resulta sorprendente comprobar cómo “no” se organizan, pues no existen las clases sociales, no hay castas, líderes, predominando una anarquía absoluta.
Sin embargo, existe una época muy concreta en la que todos, impulsados por una misteriosa fuerza trabajan en común persiguiendo un único objetivo, dar satisfacción a la carne y palos a su endeble espíritu, entregándose ciegamente en la celebración que denominan Carnaval. Durante este corto período de tiempo los “aplatanados” adornan sus cuerpos, adoptando personalidades ajenas. Esto es común en casi todas las razas sometidas a una presión constante y con un escaso nivel cultural, la necesidad de establecer mecanismos de fuga, escapar a la realidad que les rodea. A pesar de ello, esta especie no pierde su capacidad de ingesta y traga “amargamente” con lo que le echen, despreciando por completo la autenticidad de lo que un día fue una tradición y por la que lucharon sus antepasados.
Durante esos momentos todos se miran, asombrados, estupefactos, como si no pudieran reaccionar, como si fueran incapaces de esquivar aquello que les golpea. No quiero pensar en el mal uso que se podría dar a tan curiosa habilidad, si alguno diera un paso evolutivo y se percatara de ello dispondría de un servicial ejército de esclavos. Afortunadamente el uso de la razón no es algo documentado en Aplata-nation, por lo que este modo de vida queda preservado a las generaciones venideras para su futuro estudio y posible explicación.
Llevo mucho tiempo vagando por el espacio, recogiendo información sobre todo tipo de seres y sus hábitos, pero jamás me topé con un pueblo semejante. Estos “aplatanados” presentan una especial habilidad para tragarse cualquier objeto, bajo cualquier circunstancia sin inmutarse. No voy a especificar por dónde ingieren estos especimenes, pero las dimensiones no son un problema así como tampoco la cantidad. Resulta sorprendente comprobar cómo “no” se organizan, pues no existen las clases sociales, no hay castas, líderes, predominando una anarquía absoluta.
Sin embargo, existe una época muy concreta en la que todos, impulsados por una misteriosa fuerza trabajan en común persiguiendo un único objetivo, dar satisfacción a la carne y palos a su endeble espíritu, entregándose ciegamente en la celebración que denominan Carnaval. Durante este corto período de tiempo los “aplatanados” adornan sus cuerpos, adoptando personalidades ajenas. Esto es común en casi todas las razas sometidas a una presión constante y con un escaso nivel cultural, la necesidad de establecer mecanismos de fuga, escapar a la realidad que les rodea. A pesar de ello, esta especie no pierde su capacidad de ingesta y traga “amargamente” con lo que le echen, despreciando por completo la autenticidad de lo que un día fue una tradición y por la que lucharon sus antepasados.
Durante esos momentos todos se miran, asombrados, estupefactos, como si no pudieran reaccionar, como si fueran incapaces de esquivar aquello que les golpea. No quiero pensar en el mal uso que se podría dar a tan curiosa habilidad, si alguno diera un paso evolutivo y se percatara de ello dispondría de un servicial ejército de esclavos. Afortunadamente el uso de la razón no es algo documentado en Aplata-nation, por lo que este modo de vida queda preservado a las generaciones venideras para su futuro estudio y posible explicación.
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