Carroña
El cádaver de la democracia, el resultado tras ejercer nuestro derecho al voto, se reparte entre las fieras que acuden hacia el intenso olor de lo putrefacto, de lo inerte, de la muerte. Todos pelean por conseguir el trozo más grande de carne, sin ningún miramiento, diciendo y desdiciendo. Al menos los animales suelen respetar un cierto orden de llegada cuando se nutren de la carroña.
Nuestros políticos, inmersos en una espiral de violencia contenida, de agresividad compulsiva nos demuestran que se puede estar por debajo del resto de seres vivos en la escala evolutiva. La causa, la búsqueda del ansiado poder, no me interesa. Lo que me importa es el hecho en sí mismo. La salvaje voracidad, la ausencia de compasión, de diálogo. Tal vez sea hora de bajar un peldaño en la Historia Natural y, empleando las mismas artimañas deshacernos de tan molestos parásitos. La evolución no es camino lineal, es posible que hayamos de rodear el intelecto o de saltar por encima de él con una enorme lanza que atraviese a los indeseables, todos sabemos quiénes son.
Haciendo apología de la violencia!!no me he visto en otra, pero tampoco había visto semejante despliegue de mentiras y engaños. Me arrepentiría, seguro, si tomase la iniciativa, pero de lo que no me arrepiento es de haberlo pensado. La guerra no es la paz, la libertad no es la esclavitud y, desde luego, la ignorancia no es la fuerza.
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